Resumen: |
El 19 de noviembre de 1973, como consecuencia de una histerectomía, Betty Eadie, treinta y un años, madre de siete hijos, falleció.
Ella se sintió flotar; después, atravesó un largo túnel y, al final de éste, la luz: una luz sobrenatural que envolvía su ser, como si estuviera sumergida en medio de un líquido. Betty tuvo la sensación de haber llegado finalmente a su hogar,un hogar en el que la única ley sería el amor, la placidez, la exaltación absoluta de los sentidos y las potencias espirituales. En aquella morada de gloria vivió Betty momentos -indeterminados temporalmente- de la más completa y serena felicidad antes de regresar a su propio cuerpo ya dado clínicamente por muerto, a la frialdad del hospital y al cariño, en otra dimensión, de su familia. |