Nota de contenido: |
Fabián Buelvas se toma en serio aquello de ser testigo veraz de los acontecimientos, como una obligación para ser mejor escritor y, con esta premisa, inaugura su segunda incursión en las fronteras editoriales de la ficción, para agradecer los buenos días de estos que son tiempos gratos para su escritura.
De las experiencias propias surte buena parte de su desarrollo imaginativo, en ellas se sustenta la fuerza del relato, pero es la habilidad con que lo hace lo que determina la validez de este afortunado intento de hacer literatura. Sus maneras narrativas son sencillas, pero efectivas: intensifica la realidad para contar lo esencial de ella. Escritor más de convicciones que de opiniones, Buelvas nos permite sentir la emoción sin nombrarla, gracias al magnetismo de su estilo. El poder descriptivo, desde la síntesis, es otra de las ventajas que posee.
En certeros apuntes describe a sus personajes, más por sus movimientos o por sus intenciones, que por el retrato fidedigno de sus emociones. En síntesis, con la imaginación al servicio de la trama consigue que el lector suspenda el aliento hasta el final en cada uno de los doce cuentos que conforman este volumen. Sus desenlaces son poco habituales, por lo inesperados, y quizá aquí radica el interés que gana forma de adeptos, pues consigue mantener en estado de asombro a sus lectores. La hipótesis de la Reina Roja confirma a su autor como una gran realidad de nuestra literatura del Caribe. |