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Desde hace muchos años atrás las campesinas y campesinos de la zona alta de El Carmen de Bolívar habíamos sembrado la esperanza de hacer una memoria viva, de contar a través de nuestras palabras cómo llegamos a este territorio, cómo surgió esta comunidad, cómo vivimos, qué nos unió y qué nos distanció en determinados momentos, por qué la guerra fue durante días y noches el escenario de nuestra vida cotidiana, cómo nos afectó el conflicto armado y qué huellas dejó en el campo, en quienes lo cultivamos y habitamos.
A través de estas letras queremos transmitir la memoria viva de la Alta Montaña. La llamamos así por ser una memoria que surge de nosotros, de nuestras experiencias, escritos, imágenes conversaciones, relatos y voces. Es memoria viva por la participación de la comunidad en todo el proceso de narrar nuestras historias y recuerdos y por haber sido cultivada en este territorio a través de la oralidad y la escritura, de nuestras expresiones y formas de narrar.
Estas memorias que compartimos con ustedes han sido contadas desde un presente, por ello al recordar también decimos cómo estamos ahora y cómo quisiéramos que fuera el porvenir a partir de esta historia que también van a leer o a escuchar nuestros niños, niñas y jóvenes, mientras continúan recorriendo las 54 veredas y 13 corregimientos que reunidos conforman un área rural a la que llamamos Alta Montaña.
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