Resumen: |
Max fue el primer ejemplar de Lebensborn, programa eugenésico nazi que intentó «regenerar» la raza de todos los territorios ocupados por el Reich. Era un bebé perfecto: tamaño adecuado, peso exacto, medidas proporcionadas, cabello rubio en el tono preciso y ojos de un azul impecable. Bautizado por el mismo Führer como Konrad von Kebnersol, Max tenía un futuro prometedor como un digno joven alemán, representante incólume de su madre, Alemania, y de su padre, Hitler. Aunque para ello tuviera que criarse en total soledad, desconectado de sus emociones y sin ningún tipo de afecto.
Desde pequeño acató las reglas del nacionalsocialismo y con tan solo cuatro años fue el actor esencial de la Operación Cosucha, que secuestró a la élite de niños polacos para germanizarlos. Pero su perspectiva cambió cuando conoció a un niño tan parecido a él que podía ser su hermano mayor: Lukas, polaco y judío, cuya familia había muerto en un campo de concentración.
Alemania perdió la guerra. Max perdió su niñez, al igual que todos aquellos niños que habían nacido en las mismas condiciones que él y otros tantos que fueron secuestrados durante el régimen de Hitler. |