Nota de contenido: |
Adolfo Ariza usa las palabras menos poéticas para hacer poesía. Las palabras parecieran estar extraviadas, fuera de lugar, pero el genio áspero de este poeta hace que ellas, incluso en contra de su voluntad, cumplan finalmente el destino para el cual fueron convocadas.
Sus palabras, más que pertenecer a la poesía o a la tradición poética, son únicas y exclusivamente suyas. Este rasgo, a mi juicio, lo presenta ante sus lectores como él es y como él quiere ser leído: como un hombre montaraz, lóbrego y circunciso.
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